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das Mystische 2.1

ENTRE LOBOS Y AUTÓMATAS

Cuesta creerlo, sin duda, aunque tampoco conviene olvidarlo. “El hombre es un milagro evolutivo y no hay máquina que lo emule”. Cuesta creerlo porque las hazañas del hombre, particularmente desenfocadas, arrojan sobre el asunto recelos justificados; pero tampoco conviene olvidarlo para evitar hacer justicia a su valor familiar, imprescindible, y a sus considerables logros. Víctor Gómez Pin, dueño de la cita y flamante Premio Espasa de Ensayo, lleva tiempo recordándolo: el humanismo, o lo poco que queda de él, está en grave peligro. Y sus enemigos principales (entre otros) están perfectamente localizados. Los seres maquinales, de inteligencia artificial sin soporte biológico, aspirantes a entes explicativos de la inteligencia humana; y los grandes simios, emparentados genéticamente con el hombre y vecinos en el registro filogenético. Algo así como los replicantes Nexus 6 fabricados por la todopoderosa Tyrrell Corporation y King Kong desde lo alto del Empire State, agitando un ejemplar de la Declaración de los Derechos Universales entre las manos. El hombre, animal singular, estaría pues entre lobos y autómatas sometido al vaivén de los tiempos, atando lazos y cabos de futuro, en un proceso de transformación complejo.

Tanto la construcción de entidades inteligentes, ciertamente artificiosas, como la posible instrumentalización del ser humano (posibilidad ética resultante de la negación de la singularidad humana en el seno de la animalidad), aparecen como manchas amenazantes en el ya de por sí amenazante destino del género humano. Y Gómez Pin considera oportuno reflexionar sobre ello, zarandeándonos, poniéndonos a todos sobre aviso, y atizando de paso los riesgos indudables de este juego. Más que nada porque, aunque pueda parecer lo contrario, la cuestión no puede tomarse a broma. “El problema del humanismo contemporáneo –señala Gómez Pin- es la carencia de aliados. La escolástica ideológica imperante vehicula, con dogmática ferocidad, máximas de comportamiento que parecen tener más en cuenta la causa de otras especies, e incluso –en un futuro- la causa de una inteligencia no biológica, que la causa del hombre. Si tal ética se generalizara, cabría decir que nuestros contemporáneos están perdiendo el instinto propio de la especie, al menos si por especie humana se entiende ese ser indisociablemente loquens y sapiens que, entre otras cosas, tiene la exclusiva de la preocupación general por la naturaleza (especies animales comprendidas)”.

Entre lobos y autómatas, Gómez Pin ultima estrategias que nos aseguren, al menos, la permanencia. Aún duda si veremos el final feliz, ese que adoran los productores, o veremos la versión del director, la versión originaria, más realista, pedagógica, más honesta.

4 comentarios

Daniel G. -

Gracias, Enrique. Tu comentario ha sido clarificador para mí en este asunto. Creo que entiendo adónde apunta Gómez Pin al defender de esa manera la singularidad de lo humano. Me parece que tienes razón en cuanto a la importancia de recordar esa diferencia. No había reparado en la relación entre la "exclusiva de la preocupación general por la naturaleza" que diferencia al hombre de los demás seres, y esa cierta compasión que quizá alienta al mismo tiempo, de alguna forma, la acción de algunas personas que paradójicamente a la postre desdibujan los límites. Creo que, como dices, el peligro está en la "desmesura".

Encantado, Enrique. También es un placer para mí conversar contigo.

Enrique -

Creo que, como en muchas materias “humanas” el término que puede definir el peligro es el de “desmesura”. Gómez Pin apuesta por hacer hincapié en la singularidad del ser humano, que no puede explicarse desde el punto de vista de la inteligencia artificial (si es que algo así existe) o desde el comportamiento animal. (Ahora se me viene a la cabeza un colega etólogo que seguro discreparía con esta idea). La cuestión es responder a la pregunta de en qué lugar queda el ser humano si se ve equiparado a animales o máquinas, es decir, ¿desciende el hombre del mono o, como comentaba José Luis Pardo, desciende “hacia” el mono? No suelo tener respuestas contundentes para éste u otros temas, más bien se me agolpan las preguntas, pero creo que lo que me planteas, Daniel, esa aspiración de compasión universal por todos los seres que recuerda a la compasión universal del budismo, puede contestarse con el mismo pasaje de Gómez Pin que cito más arriba, y que habla de la “exclusiva de la preocupación general por la naturaleza (especies animales incluidas)” tan propia del hombre y que lo diferencia, para bien y para mal, de animales y máquinas. Es decir, somos nosotros los que nos preocupamos por estas cosas porque, sencillamente, somos diferentes, y no se trata de buscar enemigos o cosas así, sino de resaltar la diferencia. O eso creo.

Gracias, también, por tu visita, Daniel, es un placer compartir esto contigo.

Daniel G. -

Muy interesante. Supongo que con "la causa de otras especies", Gómez Pin se refiere por ejemplo a los intentos de aplicar "derechos humanos" a los simios. Me parece algo desproporcionado y absurdo ese intento, aunque en algunos debates que he mantenido sobre este tema con amigos, me he preguntado sin no hay algo valioso detrás de eso, algo aún no bien dirigido, aún en un estado de formación, caótico y desencaminado, pero algo valioso al fin y al cabo en el fondo. Quiero decir, una preocupación por "todos los seres" que me recuerda un poco a la compasión universal del budismo. No me parece acertado pedir dignidad o derechos (al menos siendo fiel al significado tradicionalmente legítimo de las palabras) para seres no humanos, pero ¿no hay en el fondo una aspiración a un respeto y a un reconocimiento de una cierta igualdad en el nivel de la vida que nos hace a todos seres vivos? No lo sé. Pero ¿por qué buscar enemigos al ser humano? Creo que tanto la tendencia a trasladar las prerrogativas humanas a otras especies como la tendencia a "cerrar filas" son naturales, pero de forma natural podrían dejar paso a un reconocimiento de igualdad en el plano adecuado, para que haya un verdadero respeto.

Me gustaría conocer tu opinión. Saludos y gracias por este blog.

Cayetano -

Güenas. Dejo comentario en "lo de" Libro de Notas, prescindible y quizá inútil. Mi proveedor de acceso movil, al parecer, da problemas con blogia y dejo esta nota de urgencia desde sitio más o menos público. Saludos